martes, 29 de noviembre de 2011

Capítulo 1 (Parte 6)

Elena le fulminó con la mirada, ya que no entendía la actitud de Eric ante su amigo Héctor ¿Qué importaba si era homosexual o no? Ella lo seguía adorando.
“Yo por lo menos no soy tan gilipollas como para no ver la novia tan maravillosa que tienes”-pensó Héctor, pero sabía que no se atrevería a decírselo nunca a Eric mientras estuviese con su amiga, no la quería hacer daño de esa forma.
-Eric ¿Por qué no te vas con tu “nueva” amiguita?
La pregunta de Elena pillo por sorpresa a sus amigas que sonrieron, aunque las tres sabían que después esas palabras quedarían olvidadas y darían paso a los besos y abrazos.
-Te quiero demasiado como para hacerme amiga se esa niñata.
Héctor puso los ojos en blanco y le dijo algo a su amiga al oído, la cual sonrió y corrió hasta los brazos de Eric.
Rebeca observaba la escena con el semblante serio. ¿Cómo podía haber cambiado tanto Eric? Del chico del que se había enamorado Elena, ya no quedaba nada; ya no era el mismo chico que te echaba una mano aunque no tuviese tiempo, ahora te dejaría tirado en la calle si eso estuviese en su mano.
En ese mismo momento, en otro lugar, en otro mundo…
-Llegarás tarde como no te des prisa.
El duque Dumanto intentaba que su hijo desayunase lo antes posible, no llegaría a tiempo a la Tierra como siguiera comiendo tan lento. El viaje desde Neplaxía hasta la Tierra era largo y agotador, el duque Dumanto lo sabía bien…hace diecisiete años tuvo que llevar a la heredera y salvadora del mundo de Neplaxía.
Después de que los reyes murieran, los Podriels se apoderaron de Neplaxía convirtiendo a los supervivientes de la gran guerra, entre Podriels y la realeza, en esclavos de estos. Algunos supervivientes lograron escapar y esconderse en lugares donde jamás serian encontrados.
-Todavía no entiendo porque tengo que ir a la Tierra y traer a la princesa ¿Por qué se fue? Que yo recuerde a mi no me escondieron en un planeta tan alejado de este y pude haber muerto; que ella hubiese aceptado las consecuencias.
Gonzalo, el hijo de Dumanto, era el encargado de volver a llevar a Neplaxía a la princesa, pero él no estaba de acuerdo y tendría demasiado trabajo. Su padre ni siquiera le había dicho quien era la princesa.

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