viernes, 30 de diciembre de 2011

Neplaxía


¡¡¡¡Hola a todos!!!! Tengo una noticia buena y otra mala. Empecemos con la mala, contra antes me la quite de encima mucho mejor.

No podré escribir durante estas fechas tan señaladas la historia de Neplaxía en el blog porque quiero pasar estos días con mi familia.

La buena es que ya se ha acabado la encuesta y que pronto comenzará la siguiente.
Pero antes de poner aquí los resultados les comunicó de que esta encuesta no tiene ningún fin, es decir, no influirá en lo que ocurrirá en la historia debido a que yo no puedo cambiar el rumbo que siga Neplaxía.
Pero la anterior aclaración no significa que sus votos no me importen, todo lo contrario, cada día intento buscar un hueco a mi apretada agenda para poder ver lo que ustedes han podido votar.

Que Verónica se quede embarazada 1 (12%)

Que Verónica sea la princesa 0 (0%)

Que Eric muera 3 (37%)

Que Gonzalo sea novio de Rebeca 0 (0%)

Que Rebeca sea la princesa 2 (25%)

Que Elena y Verónica sean hermanas 2 (25%)

Que Elena sea la princesa 0 (0%)


Eso es todo, espero que pasen una bonitas navidades y hasta pronto.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Capítulo 2 (Parte 10)


-No puede ser-dijo con un hilo de voz, contando una y otra vez los anticonceptivos de la caja-no es posible.
Verónica se sentó en su cama con los ojos como platos, había tenido relaciones sexuales sin protección ¿Qué iba a hacer la hora? ¿Y si se quedaba embarazada? Eso no era posible, Verónica se negaba a creerlo.
Cogió rápidamente el su móvil y marco, equivocándose una y otra vez, el teléfono de la única chica que la comprendería, su única verdadera amiga.
-Victoria, tengo que hablar contigo ¿Voy a buscarte a casa?
En el ordenador de Rebeca, en una conversación de tres…
Rebeca: Sabéis de sobra que Elena y Gonzalo hacen buena pareja, no seáis envidiosas.
Aurora: No somos envidiosas, listilla. Lo único que decimos es que Eric nunca lo permitirá.
Adriana: Aurora tiene razón.
Rebeca: No lleváis razón .Escucharme “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Ahora me tengo que ir a prepararle la merienda a mi hermano pequeño ¿Luego hablamos? Adiós guapas.
Aurora: Adiós guapísima
Adriana: Yo también me voy, tengo que hacer unas cuantas cosas. Bye.
Rebeca: ¬¬ ¿Qué cosas?
Demasiado tarde para que la contestase, Adriana ya se había salido de la conversación y se había desconectado, por lo que Rebeca también decidió apagar su ordenador.
Se levanto perezosamente de la silla de su habitación y salió de su habitación bostezando mientras se revolvía el pelo con una mano.
Ella sabía que llevaba razón, que Elena y Gonzalo se había fijado el uno en el otro nada más verse, lo que pasaba es que ellos todavía no se habían dado cuenta; pero para eso estaba ella y sus amigas, para demostrarle a Elena que hay más vida a parte de Eric.
-¿Me preparas ya la merienda, Rebe?
-Claro, pequeñajo-dijo revolviendo el pelo a su hermano pequeño.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Encuesta Cerrada

Queridos lectores:

Me gustaría comunicarles, aunque creo que ya lo saben, que la encuesta de que les parecía la historia esta definitivamente cerrada.
Es increible que hayan votado, nada más y nada menos que más de veinte personas. Para serles sincera pensé que votarían dos o tres personas.
Lo más increible es que el blog ha recibido quince votos positivos, lo que significa que ha ganado a los negativos (9 votos)
¿Qué quiere decir esto? Qué voy a seguir escribiendo la historia y lo hubiera hecho aunque los votos negativos hubiesen ganado a los positivos, ya que para mi escribir no es un trabajo que me cueste hacerlo...todo lo contrario, para mi escribir es una especie de hobbie que algún día espero que se convierta en mi trabajo u oficio.
Después de esto me gustaría decirles que no podré escribir la historia de Neplaxía en algunos días, pero en seguida volveré a subir capítulos, ya que he recibido varios e-mails pidiendome que suba más partes de los capítulos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Capítulo 2 (Parte 9)


-¿Puede esperar un momento?-preguntó Elena al conductor abriendo la puerta del taxi.
-Claro, pero esto-dijo el hombre señalando el contador-seguirá subiendo.
-No se preocupe-respondió Elena suspirando.
Salió con una gran sonrisa en la boca, sabía que lo que estaba a punto de hacer era una buena obra; se acercó al señor que la observó sorprendido.
-Suba a mi taxi y tome-dijo Elena tendiéndole los veinte euros que llevaba-ya ha empezado a contar y eso ha sido por mi culpa.
-Pero…-el hombre no era capaz de articular palabra- ¿Por qué haces esto?
-Créame que no lo sé, supongo que a veces es bueno ayudar a la gente.
El hombre le cogió educadamente el dinero y le sonrió en muestra de agradecimiento, lo que provoco que Elena también sonriera mientras veía como se marchaba el taxi.
Miro el reloj de su muñeca. “Debo darme prisa, sino quiero que mi madre se preocupe sin necesidad”-pensó Elena echando a correr calle abajo.
En otro lugar de la ciudad, en la casa de Verónica.
-Ya estamos aquí-anunció Carla, la madre de Verónica, con voz cantarina.
-¿Dónde estás, hija?-pregunto su padre.
-Haciendo los deberes que “tú” nos has mandado-dijo Verónica saliendo de su habitación.
Su padre, Martín, sonrió ya que sabía perfectamente que no había mandado deberes, pero también sabía que su querida hija estaría estudiando alguna materia para no quedarse retrasada; siempre había sido la mejor de la clase, era de suponer que tener un padre profesor servía como influencia.
Verónica se sentó en el sofá de su casa y se puso a ver la televisión sin hacer mucho caso a los movimientos de su padre que preparaba a toda velocidad la clase de mañana. “¿Qué pensaría mi padre si supiera todo lo que ha pasado en mi habitación?”-pensó Verónica quedándose blanca como la pared.
Se levanto rápidamente del sofá y corrió a su habitación, cerrando la puerta tras ella. Abrió el cajón que tenía en su mesita de noche y cogía la caja de anticonceptivos que tenía en él.

Capítulo 2 (Parte 8)

Elena comenzó a caminar sin despedirse, aún sabiendo que Gonzalo la seguiría y no estaba equivocada a la hora de pensar en ello.
-Espera, venga no he querido decir eso-dijo Gonzalo agarrándola por el brazo.
-Pues lo has hecho.
-Ya lo sé, perdóname…no quiero estropear la tarde tan bonita que hemos pasado juntos.
-Te perdono, pero ahora debo irme-dijo Elena quitando suavemente la mano de Gonzalo de su brazos-hasta mañana.
-¿No quieres que te acompañe?
-Es mejor que vaya sola.
Gonzalo se paso la mano por la frente mientras observaba como Elena se marchaba, sabía que Elena se había molestado mucho, pero ahora era mejor dejarla sola para que se la pasase el enfado; mañana le preguntaría por su hermano.
Elena decidió no pensar en lo que acababa de pasar y sólo recordar la tarde tan bonita que había pasado con Gonzalo.
Decidió esperar en una parada de taxis para ir al hospital, estaba muy preocupada por su hermano ¿Cómo podían los niños ser tan malos con sus compañeros? Elena movió la cabeza de un lado para otro, solamente esperaba que su hermano se encontrase bien.
Pronto vio cómo un taxi paraba el tramo de acera que tenía delante, se metió en él y saludo educadamente al conductor que le correspondió con una bonita sonrisa.
El hombre no tendría más de treinta y cinco años y sí ella hubiese tenido unos diez años más incluso era posible que le hubiese interesado.
-¿Dónde quiere que la lleve, señorita?
-Al hospital de Mecuasi.
-Está bien-dijo poniendo en marcha el contador.
“Hay cosas que nunca cambian”-se consoló Elena al ver cómo se tendría que gastar los veinte euros que llevaba encima.
Se acercó a la ventana, mientras se ponía el cinturón, a través de ella pudo ver un señor muy mayor que esperaba impacientemente un taxi.

Capítulo 2 (Parte7)


Eric salió por la puerta sin despedirse de Verónica, que en cuanto Eric cerró la puerta de su dormitorio se echó a llorar sin poder consolarse.
-No puede ser, me niego a creerlo. Eric esta de verdad enamorado de Elena.
Eric sonrió al salir del dormitorio, cada vez se le daba mejor mentir…era cierto que se sentía culpable por haber tenido sexo con Verónica, pero al decir que quería a Elena se aseguraba de que Verónica mantuviera la boca cerrada y él podría seguir con su novia.
En un parque a las 18:00 horas, en un pequeño banco…
-¿Qué tal está tú helado?
-Elena, te recuerdo que lo hemos cogido del mismo sabor.
La chica soltó una carcajada por la frase llena de ironía de Gonzalo, ya que ella misma había cogido el helado de él sin preguntarle.
-No te enfades ¿Quieres que me lo coma yo?
Gonzalo se apartó de ella unos milímetros escondiendo su helado detrás de él, más tarde sonrió al observar a Elena poner los ojos en blanco.
-Es preferible que no, te recuerdo que he pagado yo un helado que ni siquiera me gusta.
-No haberme dado dinero, yo no te lo he pedido
El teléfono de Elena comenzó a vibrar en su bolsillo trasero de su pantalón, lo cogió entregándole el helado a Gonzalo, que lo sujeto sin pedir explicaciones.
Gonzalo observó a Elena mientras hablaba, que mantuvo el ceño fruncido durante casi toda la conversación, hasta que al final una expresión de sorpresa se poso en su cara y sus ojos hasta ese momento vivaces se tornaron para evitar las lágrimas.
-Está bien mama, tranquila…ya voy para allá.
El chico tiró los helados en una papelera al comprobar que se había terminado su tiempo para estar juntos, mientras que Elena volvía a guardar su móvil en su pantalón.
-¿Qué ha ocurrido?
-Mi hermano, ha tenido un ataque de asma y sus estúpidos compañeros le han quitado el inhalador.
-Te molesta mucho ¿No? Pensaba que los hermanos se solían llevar mal.
-¿Eres gilipollas o te lo haces?-Elena lo miro incrédula.

Capítulo 2 (Parte 6)

Anduvieron unos cuantos minutos en silencio, buscando algún tema de conversación pero se sentían tan a gusto el uno con el otro, que no se preocupaban si no lo encontraban.
En otro lugar, en una habitación, en una cama…
Eric se vistió rápidamente ante la el cuerpo desnudo de Verónica, que lo observaba como se movía rápidamente de un lugar a otro.
-¿A qué viene tanta prisa?
-Déjame Verónica. No te lo vuelvo a repetir, vístete.
-¿No te lo has pasado bien?
Eric intentaba no mirarla a la cara, estaba pasando la vergüenza de su vida; no sólo le había sido infiel a su novia sino que ahora tendría que salir corriendo porque los padres de Verónica estaban a punto de llegar a la casa.
-¿Cómo se lo vamos a decir a Elena?-preguntó Verónica sentándose en la cama con un camisón que se acababa de poner.
Eric se quedo helado ante la pregunta de Verónica, se acercó a ella y la zarandeo por los hombros intentándola hacerle entrar en razón.
-No le diremos nada ¿Entendido?
Verónica no entendía nada ¿No acababan de hacer el amor juntos? Ella no quería ser la amante de nadie, ni la segunda ¿Quería Eric que ella fuera la “otra”?
-Yo pienso seguir con mi vida, Verónica…esto me ha servido para darme cuenta que yo quiero de verdad a Elena. He llegado demasiado lejos y ya es hora de que esto acabe.
-Venga hombre, no seas así-Verónica cogió las manos de Eric y las puso en su nuca-¿No sientes nada por mi? No quieres besarme en este momento.
-Lo siento, pero Elena es mi novia y la quiero.
“¿¡Qué!?”-pensó Verónica. No podía creérselo, era cierto que Elena y Eric llevaban mucho tiempo juntos, pero él nunca la había querido y eso lo sabía ella de primera mano.
-¿La quieres?
-Verónica es tarde…

sábado, 3 de diciembre de 2011

Capítulo 2 (Parte 5)

-Cuantas veces te he dicho a ti y esa pandilla de subnormales que no me molestéis si me vais a dar malas noticias-dijo Damián cogiendo su arco y sus flechas-no volverás a decir nada más
Un grito agonizado resonó en toda la sala, algunos de los Pudriels entraron en aquella sala y se llevaron al cuerpo que yacía muerto sobre el suelo de la sala.
-Encontraré a esa princesa y la mataré con mis propias manos, entonces nada podrá preocuparme.

En la tierra, donde la tarde se estaba pasando entre risas…
-Elena ¿Me has traído a una tienda de juguetes? ¿No crees que somos un poco mayorcitos para eso?
-Nunca se es demasiado mayor para nada
“Nunca se es demasiado mayor para nada”-Gonzalo repitió las palabras de Elena en su mente, eran las mismas palabras que le había dicho su hermano mayor antes de que los Pudriels lo mataran.
-Ocurre algo, Gonzalo-dijo Elena pasando su mano por el brazo del chico-sí no te gusta la idea nos vamos.
-¿No te importa?-dijo Gonzalo, que después de acordarse de su hermano no le apetecía seguir en esa tienda.
-Por supuesto que no, no te preocupes ¿Dónde quieres que vayamos?
Gonzalo miró a Elena sorprendido, esa chica era increíble, no solo no se había molestado porque él quería irse sino que le daba otra alternativa que además elegiría él.
-¿Qué te parece un chocolate caliente?
-No está mal, pero estamos en octubre. Sigue haciendo un poco de calor cómo para tomarse un chocolate caliente ¿No crees?
-Cambia el chocolate caliente por un helado al aire libre, en un bonito parque que los dos elijamos.
Elena sonrió y los dos salieron de la tienda de juguetes. Elena había decidido ir a esa tienda porque le traía buenos recuerdos, pero la idea del helado era mucho más divertida.

Capítulo 2 (Parte 4)

-Como tú has dicho, Elena no está aquí ahora-Verónica sonrió pícaramente-mi casa no está muy lejos, a lo mejor me podrías ayudar con unas cuantas cosas.
Eric abrió los ojos de par en par ¿Cómo le podía estar proponiendo sexo si él tenía novia? Era cierto que Verónica estaba mejor que nunca y ese escote que se había puesto para quedar con él no había pasado por desapercibido, pero no podía hacerle esto a Elena.
-Te tomaba por un hombre valiente, Eric…pensaba que no tenías que dar explicaciones a nadie.
Verónica se separó de él con un gesto de fastidio, aún sabiendo que sus palabras serían decisivas para lo que ocurriría a continuación.
El chico la miro llenó de ira, él era un hombre valiente y no tenía que dar explicaciones a nadie,  por lo que la cogió fuertemente de la cintura y la beso en los labios.
Después de unos instantes, Verónica se separó exhausta por lo que acababa de pasar y eso la gustaba, no sólo estaba consiguiendo lo que quería sino que le iba a dar una lección a Elena.
-Tranquilo, deja toda esa pasión para dentro de un rato-dijo Verónica con un tono muy peculiar en su voz.
Los dos echaron a andar hacía casa de ella, Verónica pensando en la cara que se le quedaría a su enemiga al saber todo lo que iba a pasar esa tarde y Eric considerando que lo que pasará aquella tarde jamás se lo contaría a Elena.
En esa misma tarde, en Neplaxía…
En el palacio real, en uno de los tronos se encontraba el cabecilla de los Pudriels esperando ansioso el informe sobre la princesa desaparecida.
“¿Dónde estará esa niñata?”-se preguntó el jefe de los Pudriels, Damián. No podía estar muy  lejos, si era cierto que diecisiete años daban para mucho pero no para esconder tan bien a una princesa…daría el cante fuera donde fuese.
-Señor, hemos hecho todo lo posible…pero no hemos encontrado nada sobre la princesa.
Carlos, acababa de hacer su aparición en la sala donde se encontraba Damián, que lo observó mientras se levantaba.

Capítulo 2 (Parte 3)

-No te preocupes, vamos a hacer algo mucho mejor.
Recorrieron unos cuantos metros antes de llegar al lugar que Gonzalo había pensado en el momento que había decidido no ir a estudiar esa tarde a casa de Elena.
-¿Un fuente? ¿Bromeas?
Gonzalo sonrió, sabía que La tierra y Neplaxía no sólo tenían un pequeño parecido…si no que se trataban de dos mundos paralelos.
-¿No te gusta?-le pregunto Gonzalo.
-Me gusta más la filosofía, venga vámonos-Elena lo cogió de la mano-te repito que cómo no empecemos a estudiar suspenderás el examen.
-Es el primero, puedo recuperarlo-dijo retirando la mano de Elena
Elena miro a Gonzalo, sus ojos eran un color avellana demasiado claro como para poder ser reales; lo más probable es que llevará lentillas, aunque Elena prefirió no comentarlo.
-Está bien, tenemos toda la tarde libre ¿Qué es lo que quieres que hagamos?
-Te toca a ti escoger que hacemos, yo acabo de elegir venir a la fuente.
-En ese caso, quiero que veas algo-dijo Elena sonriéndole-espero que lleves dinero.
Cerca de esa fuente, un chico esperaba ansioso en un pequeño banco…
El chico se levanto del banco, hacía media hora que esperaba a su acompañante y ya estaba desesperado.
Eric tomo un cigarrillo de su chaqueta, lo enciendo con el mechero que le había regalado Elena y lo sujeto con sus labios, mientras guardaba el mechero en unos de los bolsillos traseros de su pantalón.
-No deberías fumar-Verónica le arrebato el cigarro y le dio una calada-a tu novia no le gustaría.
-Elena no está aquí ahora-dijo Eric frunciendo el ceño-¿Qué es lo que querías? Espero que no me hayas hecho venir hasta aquí para nada.
Verónica tiro el cigarro y lo apago con la punta del pie, después se acerco hasta Eric mientras pasaba su mano por la nuca de él.

Capítulo 2 (Parte 2)

-No, un par de calles más abajo.
Elena empezó a caminar y Gonzalo a su lado sonriéndose alguna vez, cuando los dos giraban la cabeza para asegurarse que el otro seguía caminando junto a él.
“Sí ella supiera que de verdad no necesito ayuda para filosofía, me mataría”-pensó Gonzalo observándola de reojo. Todavía le quedaba un poco de maquillaje de aquella misma mañana y llevaba el pelo recogido en una coleta.
-¿Puedo preguntarte algo?
-Claro-respondió Elena sobresaltada.
-¿Desde cuándo llevas saliendo con ese chico?
-¿Con Eric? Pues tres años y medio-respondió Elena extrañada- ¿Por qué lo preguntas?
Gonzalo soltó una carcajada que hizo que Elena se enfadara, ya que pensaba que se reía de ella y eso nunca lo había soportado.
-Lo decía porque me imagino vuestras conversaciones-dijo Gonzalo mirándola a los ojos-os llamáis cariño, os decís “te quiero” al final de un conversación y tardáis miles de años en despediros ¿Me equivoco?
-¿Eso tiene algo de malo?
Elena no entendía a que venía ese tipo de conversación cuando estaban a punto de estudiar para un examen de filosofía, pero tampoco iba a quedarse callada y defendería sus ideas.
-No, para nada. Sólo digo que eso no es amor de verdad-Gonzalo hizo una pausa-para que sea amor de verdad no necesitas ver a esa persona a todas horas, sólo saber que está ahí contigo.
-Yo le quiero ¿Cómo puedes poner en duda eso?-dijo Elena con la voz quebrada al comprobar cómo Gonzalo podía tener algo de razón.
El chico la observó extrañado por el tono de voz de ella y pudo comprobar cómo mantenía la mirada baja y que lo que menos necesitaba ella era meterse en una habitación durante varias horas a estudiar después de lo que le había dicho él.
-Tengo una idea, ven-dijo tomándola de la mano y corriendo en dirección opuesta a la casa de la chica.
-¿Qué haces? Tenemos que ir a estudiar o mañana no aprobarás-dijo Elena intentando soltar la mano del chico, lo que le resultó imposible.