viernes, 9 de diciembre de 2011

Capítulo 2 (Parte 8)

Elena comenzó a caminar sin despedirse, aún sabiendo que Gonzalo la seguiría y no estaba equivocada a la hora de pensar en ello.
-Espera, venga no he querido decir eso-dijo Gonzalo agarrándola por el brazo.
-Pues lo has hecho.
-Ya lo sé, perdóname…no quiero estropear la tarde tan bonita que hemos pasado juntos.
-Te perdono, pero ahora debo irme-dijo Elena quitando suavemente la mano de Gonzalo de su brazos-hasta mañana.
-¿No quieres que te acompañe?
-Es mejor que vaya sola.
Gonzalo se paso la mano por la frente mientras observaba como Elena se marchaba, sabía que Elena se había molestado mucho, pero ahora era mejor dejarla sola para que se la pasase el enfado; mañana le preguntaría por su hermano.
Elena decidió no pensar en lo que acababa de pasar y sólo recordar la tarde tan bonita que había pasado con Gonzalo.
Decidió esperar en una parada de taxis para ir al hospital, estaba muy preocupada por su hermano ¿Cómo podían los niños ser tan malos con sus compañeros? Elena movió la cabeza de un lado para otro, solamente esperaba que su hermano se encontrase bien.
Pronto vio cómo un taxi paraba el tramo de acera que tenía delante, se metió en él y saludo educadamente al conductor que le correspondió con una bonita sonrisa.
El hombre no tendría más de treinta y cinco años y sí ella hubiese tenido unos diez años más incluso era posible que le hubiese interesado.
-¿Dónde quiere que la lleve, señorita?
-Al hospital de Mecuasi.
-Está bien-dijo poniendo en marcha el contador.
“Hay cosas que nunca cambian”-se consoló Elena al ver cómo se tendría que gastar los veinte euros que llevaba encima.
Se acercó a la ventana, mientras se ponía el cinturón, a través de ella pudo ver un señor muy mayor que esperaba impacientemente un taxi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario